Es uruguayo, performer, artista visual, cantante y escritor. Es petiso, el pelo largo (¿rastas?) y los ojos le brillan como a un chico cuando descubre el mundo. Se llama Dani Umpi y en un bar de Buenos Aires abre su valija y pregunta: ¿qué quieren que me ponga para las fotos? Las opciones son dos: un buzo rosa o una remera de fútbol americano. Umpi elige la remera, va al baño, se cambia: ya está listo para la sesión.
Flash: Dani Umpi se mueve el pelo y posa frente a la cámara en las escaleras del monumento de Plaza San Martín. Flash: encuentra un vasito de helado en el suelo y sonríe. Flash: elige otro lugar de la plaza lleno de flores y juega metido entre ellas. Flash. Sentados en el bar, él explica que Dani Umpi es una síntesis de su nombre (Daniel Umpiérrez) y a la vez una exageración porque ese “personaje” es mucho más histriónico de lo que en verdad es y convierte los supuestos defectos en virtudes. “Me gusta posar como un divo cuando soy una antiestrella”, dice. “Me interesa el artificio y así también cuando canto: me gusta ser artificioso y falso, por eso canto sobre pistas grabadas o en un escenario grande me acompaña una banda falsa de señoras que hacen que tocan. Es ficcionarse a uno mismo, reinventarse”, dice Umpi, 32 años, una adolescencia en Tacuarembó entre la biblioteca, el cine club y la televisión.
Acaba de publicar su tercera novela Sólo te quiero como amigo (Interzona), luego de Aún soltera (Eloísa Cartonera, 2003) y Miss Tacuarembó (Interzona, 2004). Esta vez, la historia del derrumbe de una relación gay.
Es tu primera novela donde el protagonista es gay, ¿necesitabas ese tiempo para tratar el tema?
Creo que ésta es una novela engañosamente gay, porque el personaje es gay pero a la vez homofóbico con el estereotipo gay. Es una novela deserotizada y en ella tampoco hay problemática gay, no hay discriminación, por ejemplo. Además no creo que se pueda hablar de “literatura gay” como género. Hay algo de la cultura Queer que nunca logro entender: cómo una sexualidad puede crear una cultura. Cómo es posible que un gay español, de clase alta, tenga los mismos códigos que un gay de una villa de Buenos Aires, que le gusten las mismas cosas, que se vistan igual, ¡y piensen igual!
¿Con qué aspectos del personaje te identificas?
Comparto muchos de sus prejuicios, pero es una cosa interna de ser gay y no soportar las cosas de gay (Ríe). Y ahí soy muy injusto, ignorante y prejuicioso.
¿Y qué cosas te influyen?
Las charlas por teléfono, los problemas de mis amigas con los novios. Ahí encuentro un mundo cerrado, encuentro códigos. También la influencia de la televisión en las relaciones personales. Por ejemplo, un adolescente que crece mirando los programas de Cris Morena y cuando lo deja su pareja sabe cómo reaccionar, qué tiene que decir. O la regla general de las relaciones: “no lo llames por una semana y vas a ver que vuelve”. Y lo peor es que sí, vuelve. Eso me mata.
En cada una de tus novelas se percibe una particular arquitectura narrativa, ¿cómo trabajaste en este caso?
Me interesaba el discurso mental, el pensamiento del personaje que va y vuelve todo el tiempo, donde una idea se encadena a la otra. Formalmente soy muy obsesivo. Me seduce mucho la estructura. En las novelas anteriores me hacía esquemas y era muy rígido. A veces dicen que lo mío es “futurista” o moderno, pero yo lo veo clásico. Para mí el texto tiene que estar bien escrito.
¿Qué tipo de artista te interesa?
Aquellos que tienen marcas de cualquier tipo, puede ser desde un Stephen King hasta una Gabriela Bejerman. Todos los que tienen un universo definido. En un escenario, yo no quiero ver a alguien como yo, quiero ver una estrella que me lleve a otro mundo, sea Marilyn Manson o Xuxa. Y en los escritores me gusta cuando tienen personalidad. Me gusta encandilarme con los escritores. Idolatro a César Aira, porque a la gente obsesiva como yo le da todo: un libro por año, o dos o tres. Y eso me encanta: la angurria fetichista.
¿Pero podés tener una mirada crítica sobre la obra de un artista que idolatrás?
No puedo. A veces publican un libro que “no daba”, pero igual me gusta. Soy medio adolescente, porque la adolescencia tiene eso del extremo, del fanatismo.
Acabas de publicar una novela, editaste tu disco “Perfecto” (Secsy Discos, 2004), ¿por qué dejaste un poco de lado las artes plásticas?
En un momento, mi parte musical la tomaba como una obra (plástica), porque empecé a tener fans y yo los visitaba, les sacaba fotos, escribíamos cuadernos de viajero. Pensaba que con eso iba a hacer una obra. Pero me di cuenta que era algo íntimo que compartía con otra gente y no quise continuar. Cuando empecé a hacer música descubrí un lugar de libertad sin los vicios de las artes plásticas. Por ejemplo tener que justificar todo, que todo tenga un soporte teórico. Eso no me interesaba: yo quería ser caprichoso.
Todas tus novelas tienen alguna referencia a la cultura pop, por ejemplo en Miss Tacuarembó incluís fragmentos de canciones de Rafaela Carrá. ¿Cuánto de nostalgia hay en eso?
No creo que sea tanto. El hecho de que tenga algo de la cultura pop no quiere decir que sea una obra pop. Por que si ahora estoy viendo una botella de Pepsi y la reproduzco, alguien puede decir que lo que hago es pop, pero en realidad estoy reproduciendo un momento. Y hay elementos que forman parte de uno y dicen cosas.
¿Sos una persona nostálgica?
Se me agota rápido. Soy muy frívolo y medio snob. Me fascina mucho lo nuevo. La novedad me deslumbra mucho más que la nostalgia.
Tuviste muchísimos trabajos, desde hacer fotos sociales a trabajar en una casa de cambio, ¿pensabas cómo iba a ser tu futuro?
No, no tengo mucha proyección.
¿No soñás?
Los míos son sueños precarios: tener un departamento donde pueda vivir y tener tiempo. No sueño mucho, estoy muy atado al presente y eso está mal porque no puedo encarar una carrera o una pareja…
¿Hay poesía viviendo en el presente?
Lo cotidiano tiene mucha poesía. Me deslumbra. Soy muy chusma, escucho lo que dicen los vecinos, a los que hablan en el colectivo. Me encantan las formas, los gestos y los rituales. Me gusta el entorno, pero no desde otro lugar sino vivido desde ahí. Soy colgado, y eso tiene poética.
pd. DANI UMPI EN EL CICLO "Lecturas en el Jardín" El viernes 2 de febrero, a las 19 hs, en el Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires, Dani Umpi (autor de Sólo te quiero como amigo, Aún soltera y Miss Tacuarembó) leerá textos de su producción literaria y luego responderá preguntas de Damián Ríos y del público. La actividad es gratuita. HABRÁ SORPRESAS.
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8 comentarios:
Prats: no pude cumplir con la misión. Sólo me queda preguntarle a ud.: qué día, en qué mes, de qué año nació el gran A. Prats?
Y: ¿por qué me encargó esta misteriosa y difícil misión?
Lindo nombre, Agustín.
asi es q como de lo cotidiano escribió Miss Tacuarembó, en una primera persona terriblemente femenina.
no llego al 2/02 porq me voy de vacas!!!!
un beso grande prats! y te leo a mi regreso!
Old: eso lo dije yo la primera vez, no se me copie porfa.
Hablan de la misión que le legaron los mayas?
No sé, Prats, me gustó su consejo de hermano mayor experimentado. Sepa que lo aprecio, siempre. Y disculpe por decirle careta, es que a veces siento que los hombres me ponen nerviosa y no sé como sobrellevarlo y puteo o me tiro encima. No sé. Tengo problemitas.
Nada, quería...aclarar? (risas)que mi ánimo puede deberse a que acabo de discutir y a que mis últimas conversaciones con el sexo opuesto dan para el posteo. Parece que soy un punto de enclave para la gente soberbia cuyas máximas filosóficas causan mucha gracia.
Por suerte, hay algunas exepciones.
Era eso nomás.
máximas filosóficas! já!
como somos todas mujeres quienes leemos el blog de Prats podemos a tirárnosle encima o denigrarlo. yo no lo denigro. y como sexo opuesto, podría decir q es un especimen poco usual.
pero.... pero pero, Agustín, veo q estás cumpliendo de a poco tu cometido de club de groupies... con paciencia y con saliva...
muy bien!
Chicas: Gracias por mantener vivo todo esto. En realidad el groupie de todas ustedes soy yo. Esa es la verdad: todo esto del blog es una pantalla. Buenas vacaciones para quienes se van. Ojalá le sirva, Lu, lo que le dije, y Old, la respuesta es tan pero tan fácil, que me da pena decirla. Piense en el rock, el día en que, según algunos, nació y ahí tendrá el día y el mes. Con eso, usted podrá investigar, a partir de su consumo cultural, que es evidente, el dato que falta, que es el año. ¿Quiere más ayuda?
Ex: ¿salamero?
No quiero más ayuda quiero ver a Coldplay en el Faena.
hola Prats!
creo q es hora de actualizar el blog, si el objetivo es seguir agrupando groupies... queremos mas cuentos!!
beso grande!
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