30 mayo 2008

Diario de una mudanza (5)

Anoche no dormí. Hasta las cinco y media llené canastos, rompí papeles sueltos de la novela, de cuentos viejos y corregidos, de gacetillas interminables, de tesis universitarias de amigas que me las dieron para corregir. Lo peor no fue eso sino que lo hice sin música, muerto de frío, comiendo las últimas galletitas gold mundo que me quedaban. A las seis me acosté como estaba y a las seis y media me desperté y seguí preparando todo para la mudanza. A las siete y media llegó a la puerta de Talcahuano y Santa Fe un elefante colorado que tenía tatuado en el lomo: Mudanzas Sbora. Son mis muchachos. El primero que bajó me preguntó si yo era su contacto. Asentí y me dijo que estaba difícil para estacionar, que no sabía si iban a poder hacerlo, que quizás deberían estacionar una cuadra más allá. Empecé a putear hasta que Miguel, el cabecilla de todo esto, vio que un auto dejaba su lugar y atrás de él otro. El camión entró perfecto. A Miguel lo secundaban un pendejo de dieciocho, un gordito que parecía porteador peruano y el conductor del camión. Cuando entró al departamento, Miguel preguntó si levantaba todo lo que se veía. Lo dijo así y le respondí que sí. Miguel aplaudió y empezó a dar órdenes. Dale, que hace frío, decía Miguel. Traé el destornillador, la manta, traé el acolchado para bajar la heladera. Miguel no tenía dientes pero ordenaba y los otros obedecían. Me preguntó si esta era mi oficina. Me preguntó qué carajo había puesto en los canastos que estaban tan pesados y después, para qué quería tantos libros. Desde que empezó todo esto me digo que debería vivir sólo con un bolsito, que no debería aferrarme tanto a las cosas, dejar de lado mi corazón cartonero y tirar los papeles. Esta vez lo hice y me prometí liberarme de algunos libros (no de todos, claro) . Algún día -soñé- viviré con un bolso siempre armado, con una sola muda de ropa y alguna biografía que me apasione. Así recorreré el mundo.
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La mudanza terminó a las once. Todavía quedan algunos canastos y ahora debo recoger unas pocas cosas que quedaron y entregar la llave. Ya está ubicada mi cama, tiene las sábanas limpias y la luz ingresa por la ventana. Es una linda tarde.

29 mayo 2008

Diario de una mudanza (4)

Ya descubrí para qué sirve Perfil: es ideal para hacer bollitos de papel y que los platos dentro de los canastos no se rompan. Y a La Nación la uso para envolver las tazas.

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Soundtrack mudanza:
Disco 1. Jukebox, Cat Power
Disco 2. Sleep through the static, Jack Johnson
Disco 3. Is this it, The Strokes

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Hoy le dije a una viejita simpática del primero piso que me iba. Se ofreció a ayudarme. Además como está en un monoambiente, le dije que se cambiara para el décimo. Quizás le dejo las plantas.

28 mayo 2008

Diario de una mudanza (3)

No sé si lo anterior quiso ser poético o qué, pero hay cosas que importantes para decir y nadie las dice: es absolutamente inhumano sacar el agua del freezer descongelado a las 0.45 de la madrugada del miércoles más frío del año.

Diario de una mudanza (2)

Sueño que de a poco todo comienza a vaciarse. Las bibliotecas, los placares; comienza también a descender el aire por una escalera de edificio, del diez al nueve y así hasta planta baja. Desciende como la cama, y la heladera, y el televisor, y las botellas de whisky vacías. Al menos en mis sueños, ya todo se fue. Pero ellas se quedan, Yuya y Mao permanecen arremolinadas por el aire, sometidas por la escarcha de la noche sobre el balcón.

Diario de una mudanza (1)

El camarada Hax me decía ayer que debería sacarle fotos a mi casa. No tengo cámara, le dije y se indignó, dijo que no podía ser que un blogger prominente no tuviera cámara digital. Le dije que no era un blogger prominente, que ya no tengo ni groupies, pero igual, me propuse hacer un diario de la mudanza (original, ¿no?) mientras la cuenta regresiva avanza. Anoche dormí pésimo, con los canastos de mimbre que murmuraban y conspiraban para secuestrar mi casa y declarar la independencia de los canastos de mimbre. Los soñé caminando en cuatro patas, petacones como son, barrabravas de mudanza. Me desperté cada cinco minutos, tosía, estornudaba, se me llenaban los ojos de lágrimas y puteaba por el polvillo. Diseñaba en mi cabeza la logística de estos días. Me desperté a las siete con Jack Johnson (sonará hasta que termine todo esto), agarré la biografía de Sartre y me fui a desayunar afuera porque acá ya no se puede vivir. Descubrí que las bolsas de residuos Asurín (gigantes) podían servirme para ubicarlas dentro de los canastos y los libros no tendrían contacto con estos canastos hijos de puta. Son perfectas aunque también caras y sólo traen diez, pero no importa. Ayer recibí mensajes de gente que me apoya, que me envía fuerzas desde la distancia. Recibí llamados telefónicos de todas partes del mundo: del Hay Festival (con Salman Rushdie y Gore Vidal tomando té) hasta Chile. Todos están leyendo este block. Todos acompañan y mi cintura comienza a sufrir los primeros embates. Seguiré sin descanso. Ya tengo seis canastos llenos. Faltan doce. La obsesión me llevará al final de la noche de esta mudanza. Y levantaré mi Asurín con la mano izquierda.

27 mayo 2008

Move on

¿Por dónde se empieza? Tengo canastos acumulados en cada rincón de mi departamento. No me puedo mover. Escribo con los codos sometidos, apretando mi cuerpo, y la luz no ingresa a la habitación porque los canastos llegan hasta el techo. Literal. Tengo dos días para meter todo en estos treinta cuadrados de mimbre. Tengo que cerrar la revista, ir a la inauguración de ArteBa, a la presentación del libro de Liniers, tengo que irme a cenar a otro lado porque en casa ni siquiera puedo sentarme: hoy desayuné de pie en la cocina, después de que los muchachos (¿tres pibes de quince años me van a hacer la mudanza?) me dejaran los canastos y después de pagar la seña convenida me pidieran unos pesitos para "el café". No tengo nada, flaco. Te estoy dando lo último. Definitivamente, los discos y algunos libros voy a llevarlos por mi cuenta.

23 mayo 2008

Prats escucha

Los había escuchado en el soundtrack del filme Thumbsucker junto a Tim Delaughter aunque no tenía idea de quiénes eran. Parecen evangelistas o carismáticos o miembros de una secta. Son The Polyphonic Spree. Mueven las cabezas. Levantan las manos. Alaban no sé a quién. Son una sinfónica rockera integrada por 24 personas. Escuché el tema Lights & Day y me sorprendió la potencia de una banda formada por una multitud, la unidad y las delicadezas de algunos instrumentos y del trabajo coral para interpretar temas de ellos y de otros. A Nirvana (una gran versión de Lithium en el festival Lollapalooza) y también a los Beatles (Sgt Pepper Lonely Heart Club Band)



Light & Day (video)



Lithium



Light & Day en Scrubs

22 mayo 2008

Noche peronista

Anoche terminamos tarde y como ocurre casi siempre los días de cierre largo, fuimos a cenar con los que quedamos últimos. Los de siempre. Fuimos a un restaurant español de Moreno y San José, porque se podía fumar, pedimos jamón crudo, unas gambas, una tortilla a la española, después y cazuela de mariscos. Al final hubo discusión si habíamos tomado tres, cuatro o cinco botellas de vino. Creo que fueron cuatro, nos cobraron tres y parecieron cinco, pero nunca te cobran de menos. Siempre es de más. Hablamos de Bolivia, de la situación en Bolivia y cada uno recordó sus viajes a Potosí, por el salar o por el Lago Titicaca. No sé quién dijo que le sorprendió la cantidad de iglesias evangelistas que había y empezamos a hablar de las religiones carismáticas, del gospel y terminamos entre las respuestas que puede darte la ciencia y las que pueden darte las religiones. Llega un punto en que la ciencia también es una cuestión de Fe. No sé cómo después pasamos a desentrañar la Revolución Rusa y la manera en que los alemanes escapaban del Ejército Rojo en Stalingrado. Creo que el disparador fue alguna película, como siempre, o la estadía de alguno en la mesa como corresponsal de Tass, la agencia de noticias soviética, en Berlín. También hablamos de la fisonomía de los rusos y de la capacidad para beber vodka (o cualquier cosa) que tienen. De Rusia, pasamos a la Segunda Guerra; de Hitler pasamos a Perón y la noche nos encontró en la vereda del restaurant ya con las cortinas bajas, intentando entender el peronismo. No llegamos a nada

17 mayo 2008

Cumbia!

Anoche fui a comer con Los Peyotes -ellos pizza y yo un lomito-, la banda de garage, psicodelia y bizarrez que alguna vez estuvo en mi programa de radio. Se acordaban del programa, que estaba bueno el lugar. Les conté que perdimos el espacio porque vino Palmer, el dueño de Ku, y puso toda la guita para quitarnos el espacio y convertir esos sábados en electrónicos. Del indie a la electrónica. Le querían poner onda y no tenían idea. Después los acompañé al show que darían a las doce en el Salón Pueyrredón. Tocaron a la una. Los temas clásicos (si saben que soy negro no me pidan color; el humo te hace mal), los ahhhh, los gritos de aguante la cumbia y el delirio de cinco flacos que no la pasan mal. Ni ellos pueden creer que ahora los inviten a Rotterdam para participar del Primitive, el festival más importante de música garage, y después aprovecharán para irse de gira, durante un mes, por Berlín.
Siguiendo con la cumbia, hoy sábado me fui al Rojas porque cerraba la muestra Tropicalísima. Y tocaba El Fantasma. Lo saludé al Fantasma y me preguntó qué leía. Le dije que Dios es redondos un libro de crónicas de fútbol del mejor escritor latinoamericano: Juan Villoro. Lo tenía en la mano y se lo mostré. Quedó chocho. Le dije dónde se lo conseguía (ahí, en la misma cuadra) por diez pesos. También lo conocí a Cristian Alarcón, que hace tiempo venimos intercambiando mails. Admiración mutua. Por ahí andaba Julio Arrieta, protagonista de Estrellas y Roberto Jacoby, el curador en las sombras de todo esto, que agitaba sin parar. Mi amigo Max estaba contento. Armó un poco de ruido, que es lo que le gusta hacer. Además se vio a la gente con la manito arriba, moviendo la cadera, gritando ¡cumbia de la buena!

12 mayo 2008

Mañana

Antes que nada recomiendo Sleep through the static, el nuevo disco de Jack Johnson y la entrevista que le hicieron en Rolling Stone. Me pasé toda la noche con ese disco. Me quedé hasta las dos de la mañana corrigiendo y hoy me desperté a las siete. Parece que en los últimos tramos de algo la excitación me hace perder el sueño. Bueno, cuestión que hace un rato, tipo once y media, terminé la segunda reescritura y corrección. El texto está bastante mejor que en el verano cuando lo terminé. Hay partes fuertes y el final me sigue gustando. Debo decir también que se cayó Coghlan así que la Comunidad que iba a armar con dos amigos no podrá ser. Tampoco las fiestas ni los asados interminables en la terraza. No importa. Mañana, quién sabe, seremos libres.

03 mayo 2008

Imaginate

Imaginate el barrio: a pocas cuadras de Parque Saavedra (unas pocas más y estás en la General Paz, y estás en la provincia), imaginate que en frente tenés una de esas despensas de viejo, en la otra cuadra un local que vende empanadas y, según dicen, son bastante buenas. Imaginate que el ambiente es tranquilo, que el primer piso está recién construido, que tenés visión panorámica hacia una casa abandonada y una terraza enorme, con lugar para una parrilla. Imaginate que la habitación no es tan grande como la actual pero está bien: con una cama y una mesa de luz, ya estás, tenés el placard espacioso (para poner los dos pantalones que tenés y una campera: tu vestuario habitual) y una cocina bien equipada de alacenas. Y tenés bañadera. Chica, pero bañadera al fin. Basta de frío, te decís. Imaginate que alquilás el primer piso de ese ph. Y que un amigo alquila el de planta baja A y otro el de planta baja B. Imaginate los días. Imaginate que por las mañanas el barrio se despierta con Manu Chao. Imaginate que la tuya, es la Casa Babylon.