30 junio 2007

Desastre y oportunidad

En su último libro (Días aún más extraños, no editado todavía en la Argentina), el escritor Ray Loriga confiesa en una carta que ha perdido el interés por escribir ficciones. Dice: "El derrumbe del escritor es casi un género literario. Ahí están, sin compararme con ellos, Rilke, Fitzgerald o el propio Vila-Matas, que escribe todo el rato sobre no escribir". No obstante, reconoce que la carta surgió en una etapa de crisis, aunque al momento matiza: "Como decía Churchill, una crisis es un 50% un desastre y un 50% una oportunidad. En el fondo, siempre he estado huyendo del escritor que era".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay momentos en los que algunas palabras son pequeños remansos.Es entonces cuando se dice "gracias".
A la voz que las dijo, y a Dios si éste es la posibilidad de encontrarse con alguien o con algo, aunque sea por unos segundos.
Hoy, levantar un teléfono a fin de ser remanso para el otro, parece un gesto heroico, y quizá lo sea. Ya que no hay grandes héroes sociales, que haya pequeños héroes personales entonces.

Sólo reflexionaba sobre eso, porque en este tiempo he escuchado de esas voces.

(Aquí mi 50%: oportunidad de agradecer).

Anónimo dijo...

nice, prats, nice cita. cheers.

cecilia dijo...

como para ponerme al día y matar dos pájaros de un tiro: quiero mi 50% de oportunidad de ser Madonna.
si fuese como ella no precisaría escribir, ja.
besos prats.

Pedro Kuy dijo...

Yo opino. Yo, a quien nadie conoce. ¿No es la escritura una forma constante de fuga? Y sobre el escribir. ¿No es, el escribir, el hecho de buscar en las palabras, de buscar a través de las palabras, una constante confrontación con la escritura misma, una confrontación con el por qué, con el motivo por el cual se escribe?
Supongo que si el hecho de escribir no generara en mí esa constante angustia que el no escribir me produce, obviamente no escribiría más. El punto está en pensar qué perdería, qué perdería yo, en tanto que escritor, si dejara definitivamente de escribir. Perdería eso: lo que no se sabe. Vamos en busca de lo que no se sabe, por eso es que seguimos escribiendo.
El incoveniente, entonces, es saber. Si yo sé qué es lo que voy a escribir, estoy perdido, y pierdo el deseo por ende de seguir con este juego.
La ignorancia, en el único sentido positivo quizá de esa palabra, es el motor.
(Por lo demás, vivimos en el absurdo, y lo que dice Lariga es entendible.)

Anónimo dijo...

Che, pero este Kuy, digo, ¿no está completamente loco?

Pedro Kuy dijo...

Anonymous: comparto tu opinión, pero no la comparto.