Tom Spanbauer define a su literatura como dangerous writing (escritura peligrosa). Y se trata de revelar, más o menos minimalísticamente, con la más confesional de las primeras personas, aquello que más te asuste o te avergüence o te arrepientas de haber hecho o pensado hacer o, simplemente, haber pensado. Así hallar lo que él llama: "el sitio que duele". Para Spanbauer sólo se logra cuando se llega al fondo de todas las cosas, a esos "verdaderos desprendimientos del yo". "La ficción es aquella mentira que suena más verdadera que la realidad", dice Spanbauer. Y lo explica: "Cuando alguien le preguntaba a mi madre cómo conseguía esa corteza tan dorada y perfecta a la hora de hornear sus tartas, ella, como toda respuesta y sin decir ni una palabra, se limitaba a frotar sus dedos contra el pulgar. Así enseño yo. Todo pasa por cierta sensación indescriptible. No es que yo sepa algo que el estudiante ignora. Cada estudiante de literatura es, también, un estudiante de la vida. Yo también soy un estudiante. Los buenos escritores son los que saben reconocer esto último. Mi tarea es generar un ambiente seguro. Es terrorífico sacar algo afuera y leerlo en público. Y tengo que saber oír al corazón roto, la rabia, lo bochornoso y saber actuar acorde, respetando el modo en que cada uno de los estudiantes se relacionan con ello. Y permitirles que se equivoquen. En el error hay un tesoro. Y si se toca la nota incorrecta las suficientes veces, esa disonancia puede convertirse en la voz de los ángeles. Y una vez que ese estudiante está curtido y listo, recién entonces saco mis uñas y juego a ser el abogado del diablo, el policía malo, el tonto irrelevante... Yo aspiro a la excelencia. Y sólo se accede a ella una vez que has perdido el miedo a ser quien eres".
pd. Chuck Palahniuk fue alumno de Spanbauer, que a su vez fue alumno de Gordon Lish, quien fue descubridor y formador de Raymond Carver.
11 comentarios:
verdaderos desprendimientos del yo = ¿Fondo del pozo?
Duele.
Algo así. O no. Mirar hacia lo más profundo o hacia lo que nunca queremos ver. Se refiere a eso. Enfrentar lo que nos avergüenza y sacarlo. De eso se trata la escritura peligrosa.
Me averguenza que me importe yo mucho más que lo que me importan los demás (exceptuando a una sola persona, que la estimo tanto pero tanto que no puedo explicarlo). Esta es una confesión miserable pero este post se la merece.
Espero curar esta enfermedad, porque duele.
A su vez: quiero tanto a los demás, me gusta mirarlos, escucharlos, creo que el lío se arma porque siempre son material para algo que luego firmo yo. El lío es eso que llamamos arte, en mi caso.
Creo que hago eso de la escritura peligrosa, en textos que mayormente se convierten en palabras que jamás salen de mis cuadernos privados. O muchos los pongo en mi zine que, a su vez, lo muestro sólo en determinado circuito.
Es muy cierto todo lo que dice este señor que me gustaría tener de maestro, je; yo admiro mucho ese tipo de expresión, es como El señor de los venenos, de Symns, peor quizás porque es directamente autobiografía, pero le pregunté acerca de ello y me dijo que desde joven se guió por una frase de Miller que le quedó grabada, y era algo así como "escribe de lo que te avergüenza y tendrás éxito".
Generalmente es así, yo noto que los textos que más me festejan son aquellos en los que digo cosas que a los demás también les pasa pero no se animan a decirlo.
Probablemente por eso también resulta tan atractivo leer diarios íntimos ajenos: porque uno sabe que ahí va a encontrar todo aquello de lo que el que escribe se avergüenza lo suficiente como para decírselo a alguien más.
Besos, Prats.
o como para no decírselo a nadie más, debería haber dicho!
Delgado Aparaín una vez me lo dijo: el texto tiene que tener sangre. Y cuando lo que se escribe tiene cosas tan nuestras que hasta se nota cómo temblaban nuestros dedos cuando lo escribíamos, entonces ahí el texto funciona. Es lo que les falta a gente como Dan Brown, Andahazi. Tienen gran manejo de la estructura y el suspenso, pero una vez que cierras el libro no te quedás pensando en eso. Quiero libros que no me dejen en paz, esos que al dormir siguen haciéndome pensar en eso. Recomiendo Las partículas elementales de Michel Houellebecq.
Es cierto y coincido.Justo, justo venía pensando en esa misma tónica. Pero Nabokov no estaría de acuerdo. Allá el.
Salud, Prats.
sisi
"no queda otra que poner la carne al asador"
pienso antes de escribir
o de pisar el escenario
también pienso eso cuando doy un paso importante
cuando discuto casi a las piñas con mis compañeros de grupo en el medio de un ensayo, cuando expreso mi deseo a ese alguien que quiero introyectar.
Mi maestro de actuación dice: "Yo le digo al otro te quiero te quiero te quiero y ya estoy recontrametido hasta los huevos en eso, no importa si es verdad o mentira, porque lo hago se hace realidad"
la adrenalina, el deseo, el atrevimiento. el cuerpo repleto de voluntad.
y sí, para escribir, también hay que poner el cuerrrpo, señores.
saludos, me gusta mucho su blog, al que piso por primera vez.
besos de Gaviota demente
picotazos de Dama sol
Dama sol gracias por visitar este lugar. Me divirtió su blog. Prostituirse por libros puede ser una opción de vida.
Besos. Prats
todo es una opción de vida
TODO!
ahhhhhhh
hagamos lo que hagamos, siempre todo es una opción
que tragedia
ah
que tragedia
prostituirse por libros...
si, por ahí lo haga.
Lo que es en serio (no es joda, lo juro) que últimamente, me estuve prostituyendo por sexo.
Te juro.
Estaba en una fiesta, un coctel, una presentación, un festival de cine, una reunión, y poco me importaba con quien me iba.
no se, fue una etapa. ahora estoy más selectiva, pero viendolo desde aquí podría decir que me prostituía a cambio de sexo. puro sexo, sexo simple y llano, como la mirada de un animal.
eso.
Gaviota (verborrágica)
Prostituirse por sexo es un cambio de paradigma.
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