(nota al pie en vertical. Hace unos días me metí en la computadora que le había dejado a mi hermana en busca de una novela inédita y algunos textos sueltos que de una vez por todas debería llevar a la computadora de casa. Por lo general, los textos que encontré son comienzos de historias que nunca continuaron. Quizás Comienzos de historias que nunca continuaron puede ser un lindo título para un libro de relatos que sólo empiezan. A ver qué les parece este tono.)
Ahora escucho a Bowie. No tengo la melena anaranjada de Ziggy Stardust pero intento bailar como él. Y me muevo y doy vueltas y busco a mi hermana que estudia en su cuarto y bailamos, las dos juntas, por momentos abrazadas, por momentos en el piso. Me gusta acompañar con mi voz el estribillo de la canción, y no pensar en nada más que en cantar lo mejor posible, o no: nunca sería posible cantar igual. La consigna, entonces, sólo sería cantar y que nos escuchen los vecinos, que se enteren de que las hermanas del séptimo tienen algo para decir: el mundo, digo, es una mierda. Mi hermana me tira un almohadón y dejo mi discurso para otro momento. Mi hermana pasa de tema. Ahora somos Heroes. Bailamos con otro ritmo y salimos al balcón: héroes, le decimos a la señora que riega sus plantas en el balcón de enfrente; podemos ser héroes, dice Bowie, dice mi hermana y digo que quiero darle un beso, entonces busco el disco y beso la tapa, y mi hermana se acerca y besa conmigo la boca del gran David, y después me besa como le supliqué. Somos héroes de un mundo sin control, dice ella en un susurro y pienso en nuestro mundo, y también en que podríamos tener una linda tarde.
Ahora escucho a Bowie. No tengo la melena anaranjada de Ziggy Stardust pero intento bailar como él. Y me muevo y doy vueltas y busco a mi hermana que estudia en su cuarto y bailamos, las dos juntas, por momentos abrazadas, por momentos en el piso. Me gusta acompañar con mi voz el estribillo de la canción, y no pensar en nada más que en cantar lo mejor posible, o no: nunca sería posible cantar igual. La consigna, entonces, sólo sería cantar y que nos escuchen los vecinos, que se enteren de que las hermanas del séptimo tienen algo para decir: el mundo, digo, es una mierda. Mi hermana me tira un almohadón y dejo mi discurso para otro momento. Mi hermana pasa de tema. Ahora somos Heroes. Bailamos con otro ritmo y salimos al balcón: héroes, le decimos a la señora que riega sus plantas en el balcón de enfrente; podemos ser héroes, dice Bowie, dice mi hermana y digo que quiero darle un beso, entonces busco el disco y beso la tapa, y mi hermana se acerca y besa conmigo la boca del gran David, y después me besa como le supliqué. Somos héroes de un mundo sin control, dice ella en un susurro y pienso en nuestro mundo, y también en que podríamos tener una linda tarde.
8 comentarios:
Me en-can-tó.
Tine, necesariamente, que no continuar???
Así dice el título. Tengo grandes ideas pero sólo duran veinte renglones.
me gusta la sutileza
en los besos
y sí, que no continuen es una gran idea
en un libro entran como 25...
6:46 A.M.
A usted le suena el despertador en 15 minutos, Prats?
Yo nunca me acosté a dormir.
Mucha joda la suya, Vir. Y para eso es joven así que está bien.
amigo, si le llega a organizar fiesta a la muchacha que hoy cumple, avise
(ella solita no lo hará, vio?)
Saludos
POL CAPILLAS
Perdón, Pol. Acabo de ver su mensaje. Pero la chica-que-ayer-cumplía-años estaba a mil con un trabajo así que no hizo nada.
Me gusta como título "Comienzos de historias que nunca continuaron". Promete.
Yo vi ese video de Bowie hace poco, en el Bafici, muy bueno verlo en pantalla gigante
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