Todo arreglado: el veinticuatro de mayo me voy del balcón, de mi departamento coqueto, me alejo de mi cocina diminuta, de mi baño sin bañera y de mi vista prodigiosa de la ciudad. Adiós a mi cueva moderna de la Quinta Avenida, adiós a Abraxas (pero volveré) y a los domingos por la mañana de desayuno en el barcito de viejas con plata ubicado en Guido y Parera. De aquí, puedo decirlo, salió una novela y en un tiempo, quizás, alguna placa indique que aquí se escribió Ruido. O quizás nadie se preocupe por esa placa. No importa. En mi fantasía, en mi historia, siempre se dirá eso. Adiós, amigos. Los muchachos de la mudanza ya desenchufan la heladera, ya ubican los libros en cajas (pienso en aprovechar para catalogar todo lo que tengo). Estoy en la calle. Pero ayer hablaba con mi amigo oftalmólogo y su padre me hace un lugar en un hotel de pasajeros (baño compartido) en el barrio de Monserrat. Empieza otra aventura. Quizás escriba algo de todo esto.
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5 comentarios:
Salte y haga ruido Prats, todo va a salir de maravillas.
Saltemos, es cierto.
Prats en Monserrat?
Ver para creer.
En los próximos años viviré en la periferia
el sushi y la pizza con champagne ya fue?
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