Escribo en un mail: Nunca fui a City Hall. Nunca tuve adolescencia. Rimbaud había perdido su infancia en la poesía. Yo la perdí con otras cosas que no valieron la pena ni quedarán en la historia pero también la perdí y la sigo perdiendo. Y encima no soy Rimbaud.
Leo lo que escribo y me llaman por teléfono. Me dicen: "Bueno, hay que superar las etapas".
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