30 junio 2007

Desastre y oportunidad

En su último libro (Días aún más extraños, no editado todavía en la Argentina), el escritor Ray Loriga confiesa en una carta que ha perdido el interés por escribir ficciones. Dice: "El derrumbe del escritor es casi un género literario. Ahí están, sin compararme con ellos, Rilke, Fitzgerald o el propio Vila-Matas, que escribe todo el rato sobre no escribir". No obstante, reconoce que la carta surgió en una etapa de crisis, aunque al momento matiza: "Como decía Churchill, una crisis es un 50% un desastre y un 50% una oportunidad. En el fondo, siempre he estado huyendo del escritor que era".

27 junio 2007

Algo

Hace unos días estaba desayunando con una persona en un bar y hablábamos de la crítica literaria y la academia.
- Para mí eso no es nada - me dice esa persona.
- Y entonces, ¿qué es algo?
- ¿Qué es algo? Emborracharse, besar y bailar.

26 junio 2007

Prats escucha

Siempre es el mismo procedimiento, casi un ritual. Antes de salir a la calle, siempre escucho un tema. Así me motivo. Entonces salgo de buen humor. Y así también me despierto. A las 7.30 de la mañana en mi casa suena la música. Y la vecina me odia. No me importa. A veces los discos rotan y comienzo de otra manera, pero siempre son discos que me gustan. Y me quedo acostado escuchando música, y cantando. Suena la música cuando me baño, y a veces me da por bañarme a las tres de la madrugada. La vecina, ya no tengo dudas y se lo dijo al encargado, me odia. En estos días me despierto con Do you remember the first time?, de Pulp.


22 junio 2007

Mucha banca

Hace unas semanas me encontré en un bar de Corrientes a María M.
- Vos sos Prats, ¿no?
Asentí. Me dijo que podía sentarme y sacó de su tapado una invitación a la presentación de su nuevo libro: Banco a la sombra (Sudamericana). Le pregunté si seguía enojada conmigo y respondió que no le diera importancia a los chismes del mundillo. Debía ir a ver la obra que estrenaba Daniel Link como dramaturgo y me dijo que no hablara mal de él, "porque de alguna manera te la devuelve". Le dije que no se preocupara y prometí asistir a la presentación.
Fue el miércoles. Estaban todos. Desde Arturo Carrera hasta Ricardo Piglia. Todo el periodismo (o casi). En el escenario, Julián Gorodischer y Alan Pauls leyeron sus críticas y María nos divirtió con un capítulo de su libro dedicado a Venecia.
En el brindis, Link me dijo que había que tener cuidado con lo que decía si yo estaba cerca. Nos reímos. Me encontré con Funes que me contó de sus proyectos editoriales; conocí a mi nueva editora, a quien le convidé un caramelo y me dijo que podía pasar a firmar el contrato (no le dije que no tengo factura y que me aburre tener que ir a hacer los trámites); como siempre discutimos con Juan sobre el periodismo cultural y las revistas, y critiqué la entrevista que le hizo Marina M. en el ¿efímero? canal Ciudad Abierta. Francisco Garamona me contó de su viaje a la Feria de Madrid para vender los libros de Mansalva y también los de Entropía, que realmente no sé de dónde sacan la guita. El otro día pregunté si estaban conectados con La Camorra. Me sugirieron que no preguntara, y ahora, cada tanto, pienso que debería pedirles la que ellos distribuyen. Al final de la noche Raúl Escari, con un vaso de vino en la mano, daba vueltas y lloraba porque nadie lo quería.

20 junio 2007

Homenaje

Hoy quiero hablar de Ricardo Vilca.
No sé si alguien más lo conocerá, pero Vilca fue uno de los más importantes músicos de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy). Además de ser un buen tipo y el compositor de un gran tema como es Guanuqueando, estuvo con Divididos cuando la banda de Mollo tocó en la provincia. También compuso música de películas (Río Arriba, de Ulises de la Orden). Quizás les suene de ahí. Murió ayer.

18 junio 2007

viejas

Ayer por la noche terminé el libro de Amat. Creo que soy Pánic. O al menos lo más parecido al personaje, salvo porque toma anfetaminas y yo nunca tomé. Debería probarlas. Decía que ayer estaba en un bar leyendo las últimas páginas y una vieja se me acercó (se acercó hasta la tapa) y con los ojos achinados leyó: co-sas-que-ha-cen-bum. Levanté la mirada. Ella asintió y se alejó medio renga y medio encorvada o encorvada del todo, con su tapado, hasta la puerta. Hablando de viejas el viernes conocí a Edda Bustamante. Me enamoré. ¿Cuántos años tiene? La veía ensayar la nueva obra que Muscari estrena en julio y se me aparecía el tema de ataque77, ella caminando por el microcentro, divina y ahora también como en la mini serie de Playboy: Circo Rojo. No creo que se haya operado. O al menos no parece. Una vez me la encontré en una farmacia. No pude dejar de verla. Ella, anteojos negros, sin mirarme o (deseo-fantasía) me miraba en la impunidad de los anteojos negros de reina. Iba a decirle hola Edda, pero no sé, no me habré animado.
El viernes, sigo, yo estaba sentado en una de las butacas y comenzó a acercarse. Yo vi que no dejaba de verme. Me empezaron a temblar las piernas y con ese gesto que ella tiene, esa sonrisita que hace con la comisura de los labios, movió el pelo y me dijo:
- Hola.
Yo también le respondí: le di un beso, la hubiera invitado a tomar un café pero ella tenía que trabajar, ensayaban hasta las siete de la tarde. Quizás otro día.

11 junio 2007

Escrituras en tránsito


No tener internet en la casa de uno implica que siempre, la escritura en el blog es una escritura en tránsito. Y lo pensaba porque me hubiera gustado escribir algo sobre el libro de Iosi Havilio (Open Door). Buen libro. Podría decir que es un libro deforme y a la vez creíble. Por momentos me angustiaba, no podía dejar de leer quería saber qué le había pasado a Aída, esa desaparición, esa ¿muerte? inexplicable. No les voy a contar nada. Me gustó esa dejadez de la protagonista, esas noches sola en el campo comiendo el yeso de la pared. Pero lo terminé al mediodía, mientras almorzaba en un bar perdido. Y es que no quería hablar con nadie, no quería estar con nadie. Y cuando lo terminé sentí que no tenía nada. Salí a caminar. Daba vueltas hacia ninguna parte (como la protagonista). Hasta que fui al Prometeo de Miles y me compré otro libro. Era de Kiko Amat, cuya primera novela se llama "Cuando me vaya no se lo diré a nadie". Buen título. La que conseguí tiene uno malo: "Cosas que hacen BUM". Pero lo compré igual. Había leído su contratapa no sé en dónde, que decía "La obsesión más obsesiva por todo es el problema de Pànic Orfila, un adolescente huérfano anglo-catalán que queda a cargo de su tía abuela Àngels en Sant Boi, un pueblo del extrarradio barcelonés. Àngels, miembro del Instituto de Vandalismo Público, es el único satélite fijo que orbita alrededor de la mente delirante de Pànic, en torno a la cual también giran obsesiones varias: el surrealismo, el satanismo, los situacionistas, Max Stirner, la música soul, la masturbación y Eleonor, una chica de su instituto. A los veinte años, Pànic se marcha a Barcelona. Intenta estudiar Filología Románica y conoce a Rebeca, de la que se enamora. Pero también se une a los Vorticistas: un extraño 'gang' de dandis revolucionarios del barrio de Gràcia que posee un amenazador plan secreto. Pànic intenta conservar a Rebeca desesperadamente mientras los Vorticistas le empujan hacia el caos cabalgando entre la anfetamina y la dinamita. Una novela que toma elementos del pulp y el punk, de las canciones pop, de Edward Limonov, Jim Dodge y John Fante."

El libro está a la altura de la contratapa.

¿Viste cuando un libro te salva el día? Eso.
pd. Además me hizo recordar una frase que me dijo un amigo el viernes por la noche:
- Es que vos sos un anarco glam.

09 junio 2007

Sólo tres

Hoy me desperté temprano (¿a las diez es temprano?) me hice café, leí algunos capítulos de Open Door, buena novela de Iosi, y me senté en mi mesa de bar, en el living de mi casa, a comer vainillas y pensar en el caso Dalmasso (qué lindo cuento podría escribir con ese caso), con las repercusiones de ciertas palabras (No le vas a pegar a él, me dijo María M. el martes pasado en un bar de la avenida Corrientes y yo le hice ojitos, le sonreí: te juro que no le pegué, María) y con la anécdota de un amigo, que me la contó anoche en Navegando o El Navegante, nunca me acuerdo cómo es el nombre del bodegón (de paso: otra vez me la encuentro a Lola A. y me dice que se olvidó su celular en Estados Unidos) sobre sus tríos que no son, sobre sus noches de sexo que tampoco son. Yo lo miro y no puedo creer. El problema es que se duerme. Piensa demasiado. No tenés que pensar, le digo. Una vez aprendí algo muy importante, que creo que lo debería saber más gente: cuando se da la posibilidad de un ménage à trois los participantes de esa ceremonia deben preocuparse, no por sentir placer sino por darlo.

06 junio 2007

La obra del bebé

El sábado pasado fui a ver la nueva obra de Krapp (Olympica) en el Portón de Sánchez. Mientras espero que den sala me encuentro con Lola A. y le digo que fui a ver su trilogía, que me llamó mucho la atención lo que produce un bebé en escena y le pregunto si el público no la denunció por explotación de menores. Nos reímos. Pero la gente, la obra que empieza y los saludos no nos permiten continuar nuestra conversación.
A los dos días ella me envía un mail donde dice que se quedó pensando, que estaría bueno plantear ese tema porque a ella, mucha gente, le dijo que le encantaba la presencia del bebé, pero que otras personas (muchas) salieron indignadas.
¿Qué pasa con un bebé en escena? ¿Cuál es el límite?

01 junio 2007

Llamadas telefónicas

Una joven escritora me llama al celular (sé que es ella porque el identificador de llamadas así lo indica). Atiendo.
- ¿Hola?
Nada. No responde nadie. Pienso que es una de esas jugadas que tiene la tecnología. Pienso: quizás es una extraña triangulación y sale su teléfono cuando en realidad no es ella. Quizás sea un fantasma. Hace un tiempo hablé de lo extraño que es ver en tu celular el teléfono de un primo muerto, que te llama, que quiere, quizás, darte un mensaje, pero al atender sólo es un amigo que llama desde Tribunales.
- ¿Hola?
Nada. Apago la música, intento escuchar qué pasa del otro lado de la línea. De fondo, risas. Flashback: un domingo de febrero al mediodía, suena el celular y veo que se trata de esta misma joven escritora argentina. Pero aquel día estaba en un taxi y no escuchaba nada. Esta vez es diferente. Puedo reconocer la voz de la joven escritora. Quizás es una broma. Grito:
- ¡Hola!
Y nada. Me siento en una cámara oculta. Distingo su voz, habla con uno o dos hombres. Pienso que quizás la secuestraron, que el único teléfono que encontró para pedir auxilio es el mío y lo mantiene debajo de su campera, o en el sobretodo, oculto a la mirada de sus raptores. Pero ella se ríe. Ella silba, canta, habla con esas personas y dice: mirá quién está ahí. No escucho bien. Parece que van en auto, circulan por las calles de un pueblo perdido del interior de Córdoba, quizás Tandil. Y digo pueblo porque hablan de plazas; digo Tandil porque ella habla de cerros que no son cerros, o que se le parecen. Además de ser escritora ella es actriz. Quizás buscan locaciones para una película que se filmará en los próximos meses. No parece que estuvieran de vacaciones, sus voces están atentas al lugar que visitan. Conjeturo: ella no bloquea su teclado y el teléfono, en su cartera, golpea con algo y marca, y marca mi número y entonces atiendo:
- ¡Hola! Todavía escucho las risas de ella. Entonces pienso que debería cortar, llamar para decirle que bloquee el teclado, que no es la primera vez que le pasa. Y llamo, pero ella no atiende.



pd. Nadie quiere que ex se sienta triste, por eso cambiamos el video. Es cierto que la canción Misread de los Kings of Convenience ya la incluí en algún viejo post, pero creo que este registro en la playa de Ipanema es interesante. Además el video habla de cómo me sentía yo, siendo un oído oculto en ese auto, casi una cámara que registra un momento de intimidad. O quizás un fantasma.